Jordi Sevilla, ex ministro de administraciones públicas de Zapatero, ha regalado a la prensa dos exquisitos titulares a través de las páginas de Vanity Fair. El primero, sin duda, el que apunta a que la vicepresidenta del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, se va (presumiblemente, el presidente del gobierno está pensando en realizar cambios en la Moncloa). El segundo, la cita en la que asegura que “el presidente no deposita en nadie toda su confianza. Que me perdone Sonsoles, pero creo que ni en ella.”
Referente a la política y la moda, me quedo con las imágenes y las explicaciones que aporta el periodista sobre la sesión de fotos a la que sometieron a Sevilla. “Le pedimos que pose con el Financial Times. “No”, salta. Que la foto de Javier Arenas en 1994 con ese periódico y limpiándose los zapatos en el Palace le costó las elecciones andaluzas”, se relata. Algo que demuestra que Sevilla, pese a lo que pueda parecer, se preocupa por lo menos de la imagen de los demás. “Y está dispuesto a dejarse peinar, vestir y fotografiar… “Así que me parezco a Kennedy, eh?, me encanta””, se lee en la introducción de la extensa entrevista.
Aprovechando que el ex ministro presenta una nueva novela policiaca, se le disfraza con sombrero, de Bailey, y gabardina, de Burberry. Durante la sesión fotográfica, rodeado de la estilista, maquillador, peluquero, Sevilla muestra su disposición: “Yo hago lo que me digáis que para eso he venido”. Y es que vestido con trajes de Loewe, camisa y pañuelo de Boss, cinturón Louis Vuitton y corbata Hermés, todo se ve de otra manera. Lo que resulta prácticamente imposible modificar es ese rostro de niño empollón sentado en la primera fila de la clase pero entiendo que esos rasgos deben ser requisito imprescindible para estudiar económicas.