Hay prendas de ropa que le son tan propias a un diseñador que lucir una versión (por muy bien hecha que esté la reproducción y la pasta (poca o mucha) que te haya costado) es un delito. Por ejemplo, el smoking de Yves Saint Laurent o el traje chaqueta tweed de Chanel. Y aunque es la cuarta vez que la reina repite este estilismo «ideado» por Felipe V(arela), utilizarlo en su primer viaje al extranjero en solitario como soberana no ha sido la opción más acertada. Claro que para desafortunado, el bolso acolchado de asa de cadenas de Adolfo Domínguez (¿cuándo se le debió ocurrir que podía conjuntar eso?).