Esta fotografía es importante por su excepcionalidad. Hacía siglos que un político nacional no se dejaba retratar con un sombrero. ¡Y que sombrero! Nada más y nada menos que un borsalino azul marino. Cierto es que el ministro de Hacienda lo vistió en su tiempo de ocio -durante un paseo por la ciudad- y que además, lo acompañó de un abrigo acolchado y una bufanda azul PP. Pero la camisa malva volvía a delatarlo: lejos del soporífero cargo que le han adjudicado, Montoro es un bohemio.
PD. Sobre el sombrero, y la política y la moda en general, os dejo con la sabias Carrie Bradshaw and company.
Ja,ja…Estoy de acuerdo con las «sabias».