Cuando amigos poco duchos a hablar en público me piden consejo para dirigirse a un gran tendido, una de mis sugerencias es que, si creen que les va a temblar el pulso (pánico), sujeten un bolígrafo (o pluma). Es un truco conocido y respetado por todos pero no es aplicable a cualquiera. Un presidente del gobierno rara vez lleva nada en sus manos en una comparecencia pública: revela cierto temor (poco recomendable y menos cuando se trata un tema tan delicado como el de Bankia y el posible rescate de la banca española). No diré nada del traje (optar por un tono más claro no está mal pero ese gris y las canas…) ni de la corbata (lo retro es otra cosa), pero me sorprende (y asusta) muy negativamente que Mariano Rajoy se haya servido hoy (su primera rueda de prensa en solitario desde que ganó las elecciones) de tal utensilio cuando ya está curtido en eso de salir a la palestra sin «ayuda» (aunque fuera como líder de la oposición). Lo siento, pero el presidente del gobierno no tiene derecho a tener (transmitir) miedo y menos cuando lo que pretende es tranquilizar a sus ciudadanos. El Canto Del Loco – Y Si el Miedo
¡Qué fuerte, Patry! Yo llevo utilizando lo del bolígrafo durante años porque me tranquiliza tener algo en la mano cuando hablo en público. (Al menos si alguien bosteza se lo puedes tirar a la cara) Pero no tenía ni idea de que fuera un método aceptado por la generalidad. Pensaba que era una manía mía.
La corbata no me gusta nada. Y el bolígrafo, menos. Al menos un Montblanc, ¿no? ¡Feliz semana!