Tras cuatro ediciones de APEC (Foro de Cooperación Económico Asia Pacífico) sin disfrutar del divertido posado con todos los mandatarios ataviados con las ropas del país anfitrión, por fin, este año ha vuelto la alegría a la cita. John Kerry, Putin o Peña Nieto, entre otros, se han enfundado las típicas camisas coloridas de Bali. Seguramente, la no asistencia a la reunión de Barack Obama haya contribuido a que se recupere esta tradición que se remonta a 1994, cuando el presidente indonesio, Suharto, se le antojó que sería una magnífica idea homenajear la cultura de su país vistiendo a los mandatarios invitados con un batik. Desde entonces, los líderes mundiales han sido retratados con ponchos, guayaberas, vestidos vietnamitas, cazadoras canadienses, parcas australianas, cuellos mao… Sin embargo, los años en que las citas se dieron en Japón y en Rusia, se optó por el traje diplomático occidental. Por su parte, fue el actual presidente estadounidense el que decidió acabar con la tradición en 2011 en Hawái. Mientras sus homólogos preguntaban por los sujetadores de coco, Obama -poco dado a disfrazarse ni en Halloween-, les informó que esa ceremonia ya era historia. Bueno, eso se creía él…