Neptunos, piratas, crustáceos y sirenas, miles de sirenas, dieron ayer la bienvenida al verano en Coney Island, el reducto playero donde se junta lo más kitsch y lo más clásico de Nueva York. Cerca de un millón de personas se acercaron al sur de Brooklyn para presenciar otra edición de la Mermaid Parade (el desfile de las sirenas), una cabalgata nacida en 1983 (como yo) casi de la nada y que cada año que pasa se convierte un poco más en una de las celebraciones preferidas de la Gran Manzana. En esta ocasión, entre los asistentes estaba el alcalde de de Nueva York, Bill de Blasio, el primero en participar plenamente de este carnaval veraniego. Disfrazado de pirata, desfiló junto a su familia aprovechando que sus hijos fueron los reyes del evento.