Cristina Díaz es pija. Y eso no es necesariamente malo pero tampoco bueno. Pero tal vez, pretender dar el parte sobre la huelga general con un jersey de cuello alto de brillos plateados y una chaqueta negra con detalles resplandecientes resulta rarito. Es cierto que en comparación con el paro anterior la directora general de Política Interior ha intentado controlarse (ni perlas, ni cuadro vichy, ni melena Amo a Laura…) e incluso creo que hoy no se ha lavado el cabello y por eso se ha atado la coleta (uuuuuuuuhhhhh, muy perroflauta, ¿eh?). Sin embargo, el exceso de maquillaje y de pestañas (vale que se lleven postizas, pero no es necesario abanicar a media España con cada una de tus caídas de párpados) la ha vuelto a alejar de ofrecer una imagen acorde con la difícil jornada que hoy se vive en el país.
Qué crítica más estúpida hacéis de la Directora General de Política Interior. La conozco desde hace muchos años, y esas pestañazas son suyas, no postizas. Las lentejuelas no las veo por ninguna parte. A ver si criticáis el contenido de su exposición. Estoy esperando el mismo repaso a las pintas de Toxo y Méndez. Ah, no, que al ser hombres no se critica su vestuario, ni sus peinados.