Cotilleos en la peluquería

No tengo hipoteca, no tengo marido, no tengo hijos –una amiga de la infancia describe esta situación como “tía, tú no tienes vida”-  pero la preocupación por la cansina crisis no pasa de largo cuando me planteo que mañana tengo que levantarme a las siete para hacer la cola del inem. Si yo y mi supuesta “no vida” ya me originan más de un quebradero de cabeza, no quiero imaginar los tormentos que sufre el nuevo presidente de los EE.UU. O quizá, sí…

En tan sólo 50 días, Barack Obama ha experimentado la madurez que exige su nuevo cargo político. Así, mechones de canas han aparecido alrededor de las patillas del demócrata. Sin duda, el pelo blanco del presidente puede estar causado por el estrés y el nerviosismo que está soportando pero también a un simple proceso biológico. Pese a su carácter jovial y extrovertido, Obama cuenta ya con 48 años de vida. A esa edad es raro que los achaques de la edad no se tatúen ya en su piel.

Aunque el propio Obama confesaba semanas antes de las elecciones presidenciales que el cansancio empezaba a hacer estragos físicamente ya que le habían salido las primeras canas, muchos imaginaron que el candidato demócrata se había teñido las canas para aparentar. ¿Para aparentar qué? Pues para mostrarse al mundo y a sus posibles votantes como más serio, responsable y experto –la seriedad se traduce socialmente a través de la edad. Ante el rumor, nadie mejor que el peluquero fiel de Obama desde hace 14 años para desmentirlo. Según éste, el actual presidente ni se tintó canas antes ni se teñirá ahora para quitárselas.

Por los pelos

A otro al que no le perdonan los años –pese a que ayer celebrara el primer año de su segunda legislatura, a veces da la sensación de que el presidente español lleva siglos en el gobierno- es a José Luis Rodríguez Zapatero que, a parte de compartir edad con el líder americano, también luce cabellera canosa. Bueno, lo de la cabellera es un decir porque las entradas de Zapatero cada vez son más notables.  Quizá, en este sentido, el socialista deba pedirle consejo al presidente del Congreso, José Bono, quién  acudió a una clínica de infiltración de pelo para resolver sus problemas de alopecia. Y es que el tema de las canas en los hombres y en los políticos está bien visto, ¿pero quién quiere  a un candidato político calvo?

150 150 Patrycia Centeno