Cartera de estilo

Elena Salgado, Manuel Chaves, José Blanco, Trinidad Jiménez, Ángeles González-Sinde y Ángel Gabilondo. Estos son los escogidos por el presidente José Luis Rodríguiez Zapatero para que nos rescaten de la crisis, o, según otra óptica, los últimos coletazos del gobierno socialista. Por su estilo se puede predecir lo que harán con la cartera ministerial para la que han sido reclamados.

El pasado domingo saltaban todas las alarmas: crisis en el gobierno socialista. El rumor, no confirmado hasta ayer por el presidente del gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, acababa con el sufrimiento de Solbes, vicepresidente segundo y ministro de economía, quién ya había anunciado su deseo de salir del equipo. En su lugar, Elena Salgado. Ingeniera Industrial y licenciada en economía, ha ocupado el ministerio de sanidad y hasta ayer, el de administraciones públicas. Con su cargo y gran reto, se convierte en la pieza clave del gobierno de Zapatero con permiso de María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta primera. Con ésta coincide, a nivel de indumentaria, en el gusto por el vestir y su extrema delgadez. Pero Salgado consigue sacarle mayor partido a su figura que Fernández. Entre otras muchas cosas, la ministra de economía cuenta con unos rasgos mucho más suaves que los de la vicepresidenta. Esto le permite poder escoger tonalidades oscuras y poder pasar así más desapercibida. Aunque no por ello, abusa de estos colores. Los cremas, pasteles y pasionales –como el rojo el azul eléctrico- tiñen sus trajes chaqueta, pantalón o falda, por los que siempre se decanta para cumplir con sus obligaciones. Trajes, cabe decir, perfectamente entallados a su figura. Amante del mundo de la moda, suele acompañar sus estilismos con detalles o complementos que insinúan las tendencias del momento. La elegancia de la nueva ministra de economía supera con mucho al del resto de sus compañeras políticas mujeres. Pese a su aparente debilidad física, su estilo y personalidad transmiten fuerza y saber estar.

Antipolilla para esos armarios
Otro que pilla cacho vicepresidencial es Manuel Chaves, desde 1990 presidente de la Comunidad Autónoma de Andalucía. También nombrado ministro de cooperación territorial, el andaluz llegó dos horas antes de la toma de posesión en tren a Madrid con el traje en la mano y la muda en una pequeña mochila. Su cartera la conjuntará con trajes pantalón con un largo de pierna abusivo. Pese a que hace todo lo contrario, los tonos claros son los que mejor le sientan así como, las camisas lisas. Por la forma ovalada de su rostro, gana puntos cuando deja la corbata en casa y se desabrocha el primer botón de la camisa.

Por su parte, José Blanco afronta el ministerio de fomento. Un estilo ceniza inunda su imagen. Su tozudez por combinar su pelo canoso con trajes grises no le ayuda en nada. Flaco favor le hacen también el modelo de gafas de vista que utiliza de montura al aire. Las de patillas con pasta, que luce en determinadas ocasiones, se convierten en una mejor opción. Sus espaldas son un tanto frágiles así que,  las hombreras están obligadas en su caso. También, un modelo de corbata más fino le aportaría mayor corporalidad.  Su indumentaria pobre y anclada en el pasado no pega con un mensaje socialista y progresista que en teoría defiende.

¿Quién dijo que tener estilo fuera fácil?
Trinidad Jiménez, o “la de la chupa de cuero”, se encargará de Sanidad. Con una personalidad jovial y dinámica transmite positividad a propios y opositores. Pero sus atuendos informales también acompañan esa pose amable. Uno de los inconvenientes con los que ha tropezado Jiménez en su carrera es el de su atractivo. La imagen de una mujer política aún es censurada  por ciertos comportamientos o factores socialmente ligados a la feminidad, como pueda ser la belleza o una melena larga y rubia. Pese a ello, poco a poco y sin perder su toque distintivo, ha sabido aportar un toque justo de seriedad y elegancia a su vestuario que ha repercutido positivamente en su imagen política.

Y la tercera mujer del nuevo ejecutivo, Ángeles González-Sinde deberá buscar un uniforme de ministra de cultura a toda prisa. Sin ninguna experiencia en política, únicamente el hacer el símbolo de la ceja cuando los artistas apoyaron a ZP en las últimas elecciones, la hasta ayer presidenta de la Academia de Cine deberá buscar una buena imagen para mitigar el desacuerdo generalizado entre el pueblo llano con su nombramiento. Defensora del canon general propuesto por la SGAE, González-Sinde ya ha ofrecido algún que otro suicidio estilístico en las galas de los Premios Goya. De momento, por lo que pudimos ver ayer en la jura del cargo, la nueva ministra está algo perdida en lo que será su futuro.

De todos modos, por la cuenta que nos trae, toda la suerte del mundo al nuevo ejecutivo.

PD. A Ángel Gabilondo lo estudiaremos en los próximos meses. No hay que juzgar sin conocer.

150 150 Patrycia Centeno