Escribía el pasado domingo la genial Carmen Rigalt que la estola de la infanta Elena que lució el pasado 12 de octubre era falsa. Entiendo que la aclaración no trataba de demostrar nada porque a sabiendas de la sensibilidad de una gran mayoría de los españoles con el respeto a los animales, tras el penoso episodio del rey con el elefante y ahogados como estamos por la crisis que nos han organizado, intentar resultar elegante recurriendo a una bufanda de piel, auténtica o de imitación, no aparece como la opción más acertada. Así que después de maravillarme con la sobriedad, distinción, glamour, sofisticación del estilismo que Carlota Casiraghi ha escogido para celebrar el día nacional de Mónaco, ahí lo dejo. A ver si para próximas ocasiones se nos pega algo.
Guapísima!!! Por desgracia, la elegancia no se pega y el buen gusto tampoco . Aquí no tenemos nada que hacer.