A menos de un mes para la cita electoral del 24-M, empezamos el repaso estilístico de los distintos aspirantes. Hoy, nos quedamos en mi adorada ciudad: Barcelona.
Xavier Trias (CIU) Las gafas: es algo ya típico, pero ese punto vintage vende (y más en una ciudad como BCN). Y aunque algunos consideran que las lentes de estilo retro acentúan su edad, creo que las greñas (siendo una persona de derechas, hay que ir a la pelu más a menudo) y algunas de sus corbatas con estampado cortina son su principal problema. El blanco, el rosa, el azul cielo o el beige le favorecen muchísimo. En twitter, en la foto de encabezado parece que la corbata tenga vida propia. ¿No hay otra?
Jaume Collboni (PSC) No se saca el partido que merece… Es atractivo y joven y uno de los pocos hombres socialistas españoles que se salvaría de la quema estilística, pero debería arriesgar más y apostar por piezas de mayor calidad. Tanto el pelo como la barba siempre los lleva perfectamente recortados. Su punto fuerte, sin duda alguna, la sonrisa (complicidad y confianza). Aunque ya no suele usarla a menudo, debería desterrar la corbata definitivamente: le acorta aún más el cuello. Le gustan los trajes grises pero no le favorece nada ese color.
Alfred Bosch (ERC) Complicado este caso… ¿Estamos a tiempo de sustituirlo por Oriol Amorós? Debería renunciar al traje -no los sabe lucir y no le aportan nada- y centrarse en otras piezas clásicas pero informales (pantalones chinos, chaquetas de punto, piezas desestructuradas…). Lo del pelo, no queda otra que aceptar la realidad o ponerle remedio (dice Albert Rivera que tiene unas pastillas muy efectivas contra la alopecia… aunque sólo crece en zonas concretas… Creo que las venden en Lourdes…).
Alberto Fernández Díaz (PPC) Cuando yo era una renacuaja, este hombre ya estaba ahí y tenía la misma cara de hastío y cansancio. Lo peor es que con los años parece que esté enfermo. Hay maquillaje para hombres para disimular las ojeras. Si aprende a aplicárselo, le vendría bien. Eso sí, por lo menos, da menos miedo (rabia) que su hermano…
Carina Mejías. (C’s) Es con diferencia, la persona de su formación que mayor control ejerce sobre su estética. Sin embargo, al partido de Albert Rivera les hace falta definirse estéticamente porque nadar permanentemente entre el conservadurismo y la progresía se hace complicado. Le favorece el color y aunque le encanta el cuero como a Alicia Sánchez Camacho, Mejías no se embute en él. Cuidado con los escotes de pico pueden dar más de un susto…
Ada Colau (BCN en Comú) Sé que es complicado para una mujer de izquierdas definir su feminidad indumentaria en política pero bailar entre el estilo de Merkel y el de Dolors Camats (ICV) no es lo más conveniente. Necesita maquillaje (hay cosmética ecológica y efectiva) y perfilarse las cejas para que sus rasgos faciales se suavicen. Mucho mejor con el pelo largo, liso (nada de volúmenes ni cardados que sólo la agrandan más) y sin peinar hacia atrás (insisto, se trata de dulcificar su imagen). Va totalmente pérdida, no sabe qué talla es la suya y, os aseguro, que desconoce la moda sostenible.
María José Lecha (CUP) Y, por fin, un ejemplo de mujer de izquierdas segura de sí misma y conocedora de su cuerpo. Prendas desestructuradas, tejidos orgánicos y detalles étnicos. Las gafas rojas le dan el toque simpático. Lo único, vigilar esa melena: una cosa es la informalidad y otra, el desaliño. Mujeres catalanas de izquierdas, aquí tenéis un modelo a seguir.
Montse Tonda (UPyD) No creo que tenga ninguna cicatriz (de tiroides, por ejemplo), así que esa obsesión suya de vendarse el cuello con fulares resulta innecesaria. De todos modos, si la manía de taparse el cuello responde a algún motivo (padece de anginas), mejor que elija pañuelos de tejidos de cierta calidad y que aprenda a echarse el echarpe con cierto estilo y no como si se tratara de un apósito. Habría que revisar el maquillaje, el pelo, la indumentaria… pero ganaría ya cierta seriedad si prescindiera de esos pendientes de mercadillo.