Esta vez Il Cavaliere no ha invertido dicha suma en su figura sino en la de una estatua de Marte y Venus datada en el año 175 después de Cristo. A él le ha puesto pene y a ella, brazos. Y con esta intervención estética, Berlusconi se ha cargado las reglas italianas sobre obras de arte sensibles y la canción de Sabina. Joaquin Sabina – La Cancion Mas Hermosa Del Mundo
«¿Por qué las esculturas en China tienen el aire de ser nuevas, mientras las nuestras carecen de brazos y cabezas?», reflexionó en voz alta un día Silvio Berlusconi junto a su fiel arquitecto. A raíz del comentario, Marte y Venus han recuperado sus miembros, según informa el diario La Repubblica. El grupo de estatuas de mármol, instalado desde febrero en el pórtico de honor del Palazzo Chigi, se ha beneficiado de otro tratamiento muy poco ortodoxo: ha sido instalado ante un fondo azul con nubes -algo hortera- elegido por Mario Catalano, el arquitecto.
Datado en el año 175 después de Cristo y hallado en 1918 en Ostia, cerca de Roma, el grupo escultórico, de 1,4 toneladas y 2,28 metros de altura, representa al dios de la Guerra con los rasgos del emperador Marco Aurelio y a la diosa del Amor, con la fisonomía de la emperatriz Faustina.
Ya el traslado de la obra desde el Museo romano de las Termas de Diocleciano al palacio donde trabaja Berlusconi suscitó controversia, pues privaba al público de la visión de la obra. El acuerdo de préstamo prevé su retorno al museo tras el fin de la legislatura, en 2013.
La intervención «estética», solicitada expresamente por el presidente del Gobierno y su arquitecto, está en total contradicción con las rigurosas reglas en Italia acerca de las obras de arte sensibles. Estas reglas prevén que las restauraciones no deben engañar al espectador, sino mostrar la diferencia entre lo que es verdaderamente original y lo que ha sido restaurado.
El antes y el después de la escultura