Puede parecer etérea y subjetiva, pero la belleza es sencillamente armonía. Se la reconoce no por su perfección -la perfección reside paradójicamente en la maravillosa imperfección- sino por el equilibrio (paz) que desprende.
La belleza estética tiene su ciencia (la filosofía) e incluso su expresión matemática (el numero Phi). Dice la Ley de la Proporción Áurea (oro, en latín) que para que un espacio dividido en partes desiguales resulte bello debe haber entre la parte más pequeña y la mayor la misma relación proporcional que entre la parte mayor y el todo. Y esta fórmula es aplicable a cualquier conflicto, sea éste emocional, social, arquitectónico, ideológico, político… SEGUIR LEYENDO