Tras las críticas de EEUU por el reportaje de Vogue y el temor de contagio de las revueltas árabes, Asma Assad ha decidido no posar vestida con firmas de lujo. Lejos de deshacerse de sus prendas más ostentosas, la mujer del dictador sirio ha optado por no dejarse fotografiar. Así, en su encuentro con la ministra de exteriores española (calzada de Zara, bien por ella), la primera dama no permitió la entrada de ningún fotógrafo -ni siquiera el oficial- para salvaguardar sus Christian Louboutin.