Ayer estuve en el Fòrum de Barcelona escuchando al president Mas. Bueno, más que escuchar, lo observé detenidamente. Con total sinceridad, os advierto que «Ártur» (como lo acentúan en España) se come con patatas a Rajoy. Sí, lo sé. Cualquiera que sea capaz de pronunciar un sola frase en público ya supera comunicativamente al jefe del ejecutivo español; pero no es solo eso. La presencia y la actitud juegan un papel muy importante cuando toca ponerse delante de un público masivo o dirigir a todo un país. Y hoy estoy todavía más convencida de que para ser un líder creíble hace falta gustarse mucho. Algunos lo llamarán coquetería, otros, chulería o vanidad; yo lo llamo seguridad. La perfección, claro está, se alcanza cuando la seguridad se combina con humildad. Y no se me ocurre un ejemplo más claro que el de Enrique Tierno Galván. En fin, que me voy por las ramas. Lo más significativo del look de Mas anoche, su corbata azul con lunares blancos. ¿Guiño al folclore andaluz o a Commes de Garçons? Otros, quizás, advertirán la influencia de Podemos (círculos que se cierran). Sea como sea, prefiero este estampado al cuadriculado de todos estos meses. Parece que Artur Mas ha dado con la solución (la suya, claro).
PD. Debo reconocer que parte de la conferencia de Mas me la pasé admirando al público. Me fascinaron los cuarentones metrosexuales con canas bien estudiadas, gafas de colores y americanas por doquier. Tan monos ellos, tan convencidos de sí mismos… Con tanto clon, fui incapaz de localizar a mi «amigo» Toni Aira para pedirle disculpas por haberme ofendido al saber que me había fusilado el título de mi blog y de mi primer libro. Aira es periodista y asesor político -con una tesis- y el lunes pasado emitió un programa en Catalunya Ràdio bajo el nombre de «Política i Moda: la relació entre la imatge i el poder». Casualidades, o no, hace que sé de su existencia dos semanas (las mismas que me ha reconocido que hacía que tenía preparado este programa). Pero mi ofensa fue injustificada porque Aira me advirtió que me citaba en su programa y que además, incluso había considerado la idea de invitarme cuando volvieran a tocar el tema (guauuuuuuuu…., muchas gracias por tanta generosidad, perdón por haber sido tan desconsiderada).