«Angela Merkel parece triste», apunta una crónica sobre la visita de hoy de la canciller alemana. Más que triste le toca estar desconsolada, pero a mí la sensación que me ha dado es la de una guiri que viaja por morbo a un país subdesarrollado y siente lástima hasta que acaba su estancia, luego (por pura supervivencia y para poder dormir por las nohes) se olvida. Pero hablemos de lo nuestro: de la ropa. Una vez más, Merkel escoge el malva para sus tres botones. Esta chaqueta combinada con el pantalón blanco y la piel lechosa de una alemana, me lleva directamente al panteón. Rajoy verá dónde quiere acabar.
Bueno, ellos (los alemanes) creo que no están tan bien como intentan aparentar. De todos modos, como tú bien dices, vamos a la ropa. «Conditio sine qua non» para que el malva favorezca: ¡tener piel morena! Y para eso, me temo, que los genes españoles ganamos por goleada. ¡Chincha!