«Qué bonito vestido lleva y que bien le sienta», le dijo el monarca de Bahrein a la ministra de fomento española. Fue a principios de mes, en uno de los viajes por el mundo árabe en los que Ana Pastor acompañaba al rey Juan Carlos para conseguir inversión para nuestro país. La popular lucía una abaya, túnica tradicional negra que llevan las mujeres árabes. El atavío lo escogió como muestra de respeto por la cultura que la recibía. Sin embargo, ninguno de los hombres de la delegación española se vio obligado a cambiar un ápice su indumentaria, y eso que la vestimenta de sus homólogos nada tenía que ver tampoco. Para colmo, ocurrió que Ana Pastor coincidió allí con la ministra de cultura de Bahrein, la jequesa Mai bint Mohamed, que vestía completamente al modo occidental: blusa estampada y falda de colores.
Ayer, en su nuevo periplo por Arabia Saudí, la reponsable de fomento volvió a cubrirse hasta los pies con una túnica negra. Muchos me habéis preguntado si es necesario acatar el dress code del anfitrión o es mejor defender el estilo personal (y cultural) de uno. La respuesta es, como siempre, depende. Por ejemplo, en el caso de Evo Morales cuando se reunió por primera vez con el rey y Zapatero vistiendo la chompa (jersey de rayas hecho de lana de alpaca), fue una buena estrategia: el boliviano defendía a su pueblo ante «los imperialistas españoles». Además, fue una buena forma de obtener repercusión mundial y darse a conocer. Pero Ana Pastor ha preferido agradar a los monarcas y conseguir así dinero con todo lo que el gesto conlleva: ceder en el estilismo (personalidad) = rendirnos ante el poderoso.
Mujer…. es que hay que amortizar el traje, que seguro no es barato ;).
Yo tengo pensado hacer lo propio para las bodas que tengo este año, con dos saree que me trajo mi medio limón de India (claro que ambas son en territorio de «Is-pain»). Al ser metros y metros de tela, no creo que me queden pequeños, por muchos kilos que pille…
¿Quién sabe? El negro estiliza. Lo mismo es otra razón a aplicar a Ana Pastor …. 😛