La tendencia floripondio PP está llegando a límites insospechados e innecesarios. Entre los broches XL que utiliza Esperanza Aguirre ya habíamos advertido alguno que podía antojarse como un adorno del árbol navideño. La procedencia del que lucía ayer la alcaldesa de Madrid podría ser la misma. ¿Qué diablos es eso? Voy a tener que echar mano de Freud para explicar esta clase de despropósitos.
Creo que Freud no podría encontrar respuesta al mal gusto en el uso de «perifollos» y demás «artilugios» de las políticas.