Los presidentes de Irán y de Venezuela están dispuestos a «frenar la locura imperialista». Sobre sus propios trastornos mentales, nada hablaron. Para escenificar dicha unión, los dos dictadores se dejaron retratar haciendo manitas y vestidos con el típico traje occidental (why?). Mientras Ahmadineyad, sin su característica cazadora, dejó desnudo su cuello; Chávez sí que accedió a ponerse la corbata. Roja, faltaría más.