Las tendencias políticas dictan desde hace años la moda en este país. A golpe de subvención pública, la profesionalidad y la creatividad se asfixian en caprichos puramente electoralistas. Ante los próximos comicios en Catalunya, los candidatos a la presidencia de la Generalitat desvelan en exclusiva sus recetas para dinamizar el sector textil.
PATRYCIA CENTENO Al repasar la última etapa de la historia textil en Catalunya (y, por supuesto, en España), es fácil advertir que política y moda mantienen una estrecha relación. Para algunos este vínculo se antoja como una simbiosis entre parásitos, pero para otros, el proteccionismo y el intervencionismo gubernamental resulta imprescindible.
Aunque en 2002 la amenaza de unificar las dos pasarelas nacionales (Madrid y Barcelona) por parte del gobierno estatal (PP) sólo escenificara una disputa más entre lugareños, la salida de CiU del parlamento catalán en 2003 -tras más de veinte años en el poder- significó el fin para muchos de sus protegidos, entre ellos, la pasarela Gaudí. Fue ERC quien dentro del Tripartito –PSC, ERC e ICV- demostró lo ya adivinable: la plataforma dirigida por Paco Flaqué no generaba negocio para el conjunto del sector y su repercusión internacional era prácticamente nula. A través de dos informes, uno de ellos encargado al equipo del profesor del IESE José Luis Nueno, el consejero de Comercio, Turismo y Consumo, Josep Huguet, disponía de argumentos suficientes para acabar con la pasarela barcelonesa pero inauguraba oficialmente la guerra entre la política y la moda. «El modelo no funciona; nuestras pasarelas pierden compradores; no despiertan interés mediático; los diseñadores no consiguen usarla como trampolín para vender más e internacionalizarse; menos del 25% de los artículos que se presentan en los desfiles son fabricados industrialmente después: o, el problema no es de Gaudí sino de la moda», eran sólo algunas de las conclusiones que se desprendían del estudio.
Observaciones con las que el líder de CiU, Artur Mas, cinco años después de la liquidación del viejo modelo, sigue sin estar de acuerdo. “La pasarela Gaudí fue en su momento una buena plataforma para posicionar Barcelona y Catalunya en el mapa de la moda internacional. Su suspensión durante un tiempo ha impedido que hoy dispongamos de una pasarela que, de haber continuado, hubiera experimentado un crecimiento y una adaptación natural a la evolución del sector de la moda”, asegura Mas. Y aunque su formación desee también “incorporar a los nuevos valores” –un guiño hacia los diseñadores independientes que temen quedarse huérfanos si CiU logra ganar las elecciones del 28 de noviembre-, la 080 Barcelona Fashion exhala sus últimos suspiros.
El culebrón perfecto
Tras tres ediciones de Pasarela Barcelona –presidida por Josep Maria Donat, de la firma catalana TCN, pero también financiada con dinero público-, ERC presentó a la sustituta de Gaudí: 080 Barcelona Fashion is Everywhere. El nuevo modelo ideado por la empresa DEMOfashion, capitaneada por Vicenç Mustarós, sacudió a la capital catalana con aires renovados y prometedores pero no pasó de la edición piloto. Demasiadas brechas abiertas. Por una parte, los diseñadores de Gaudí –habitualmente descritos como “los consagrados”- se sintieron despechados por un proyecto que apostaba, según ellos, sólo por los emergentes y huyeron en masa a Madrid, y por otra, el nuevo modelo ponía sus vistas en el panorama internacional (más centrado en la profesionalidad y la cultura, se escapaba del espectáculo del famoseo –tan rentable, por otro lado- y apostaba por la moda independiente) y no acabó de entenderse. Además, tras las elecciones anticipadas propiciadas por el “no” al Estatut de ERC y que volvió a otorgar el poder al tripartit sin Maragall pero con Montilla, el propio partido republicano –Emili Valdero, ex secretario de Comercio de la Generalitat- retiró repentinamente su confianza a Mustarós y reformuló el concepto: 080 Barcelona Fashion –la moda ya no estaba en todas partes. Tuvieron que pasar dos años, una demanda a la Generalitat, la expulsión de Valdero y un entendimiento nunca reconocido, para que DEMOfashion regresara a 080 pero ya sin voz ni voto –la política se imponía a la profesionalidad.
“Constante y estable”
Pero por su parte, el actual presidente de Catalunya y candidato del PSC, José Montilla, recuerda que “la estrategia de diseño, moda y tendencias de la Generalitat debe ir mucho más allá de una pasarela, aunque ésta sea un elemento importante en su desarrollo”. Pero ante la posibilidad de que CiU cumpla su propósito y concluya con el proyecto actual, el President señala que “en un sector donde la marca es tan importante, no es necesario hacer demasiadas innovaciones y se debe mantener el nombre de 080 Barcelona Fashion ya que incluye una gran referencia de moda como lo es la Ciudad Condal”. Por supuesto, Joan Puigcercós (ERC) considera que la política a aplicar es la de dar continuidad a lo que su partido ha llevado a cabo hasta ahora: “básicamente, dar impulso al trabajo de los diseñadores emergentes, consolidar las empresas que están trabajando en la mejora de la competitividad y la innovación dando soporte a la internacionalización de las empresas consolidadas y situar a Barcelona como referente mundial.” El republicano, que mantiene que la pasarela 080 “ya está reconocida”, aconseja seguir trabajando para especializarse “en moda alternativa, urbana, joven e independiente porque es una parcela diferente a la alta costura que se realiza en París y en la que podemos destacar”. Paradójicamente, no muy lejos de esta idea se encuentra el PP. “Debemos apoyar a los jóvenes creadores y a los creadores independientes, ayudándolos a conectar con la industria de la moda y promoviéndolos a nivel internacional”, opina Alicia Sánchez Camacho. La popular advierte que el secreto del éxito de la moda reside también en lograr ser “constantes y estables”. Una estabilidad que, de otro modo y hasta el momento, la política catalana no ha sabido encontrar y, por tanto, no ha podido transmitir tampoco a la moda. “No podemos volver a repetir lo que pasó con Gaudí cuando se dio un salto al vacío sin un proyecto alternativo consolidado”, sostiene Sánchez Camacho.
La consolidación también es imprescindible para Joan Herrera (ICV). “La moda tiene un papel relevante en un ecosistema más amplio y, por tanto, debe incorporarse a aspectos culturales, industriales, creativos de innovación e investigación en su consolidación y proyección que mediante propuestas como el 080, y otras, vayan más allá de una convocatoria y que permitan afianzar al sector.”
Algo menos complaciente se muestra Albert Rivera, líder del joven partido Ciutadans, quien es partidario de las subvenciones públicas a los jóvenes diseñadores pero no a los productos. “Proponemos trabajar todos a una, definir dentro de la moda española diferentes sedes en función del público o de la coyuntura económica”, defiende Rivera.
A falta de un mes para las elecciones al parlamento catalán, la moda queda nuevamente suspendida en la duda. Una incertidumbre que, pese a lo que pueda parecer, no depende de las tendencias, la profesionalidad, la creatividad, la inspiración, el talento, la comercialización o la originalidad, sino del resultado electoral del próximo 28-N.
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