No solo España ha tenido problemas por la elección de un fabricante ruso para confeccionar los uniformes de nuestros atletas en los JJOO de Londres. El propio Barack Obama se ha visto obligado a enviar un comunicado en el que defiende la calidad de los productos «made in EEUU», incluyendo la ropa, tras descubrirse que la equipación, de sus olímpicos y abanderada (Michelle Obama), diseñada por la firma americana Ralph Lauren ha sido producida en China. Varios partidos del Senado han atacado duramente al Comité Olímpico por permitir esta situación e incluso se ha pedido que se «quemen los uniformes». La Casa Blanca, al igual que hizo Moncloa, se lava las manos recordando que «no se trata de un asunto gubernamental» porque el Comité Olímpico opera con fondos privados. La controversia además ha coincidido en un momento de la campaña electoral en la que Obama y su rival republicano, Mitt Rommey, se lanzan permanentes acusaciones sobre el traslado de empleos estadounidenses a fábricas en el exterior. Ante la pregunta merecida de un periodista sobre si el presidente de los EEUU solo utilizaba ropa hecha en el país, un portavoz respondió: «No he revisado las etiquetas». Porque una cosa es vestir de firmas y diseñadores nacionales y otra, dónde se habrá ido la marca a producir la ropa de forma más barata.
Michelle Obama está impresionante con ese vestido. ¡Me encantan los vestidos de esta señora! Los querría todos para mi.
Me temo que China nos absorberá al resto del mundo como si de un cantoncito o provincia se tratara. No hay nada qué hacer…