El día que Hollande ganó las elecciones advertí que el nuevo presidente galo nos iba a regalar grandes momentos con su corbata torcida. Muchos respondieron algo similar al «Gracias, Sara». Y aunque el francés quiso poner remedio al movimiento de su lazos azul marino seda (tolón – tolón) con un pasador, ahora, en la Cumbre Europea, resulta que la chaqueta ha tomado vida propia. Cómo entender si esto no fuera así que su puño derecho domine en su brazo mientras que el izquierdo se mete para dentro… O será quizás el efecto Angela Merkel.
La manga derecha sigue viviendo su vida