No disimularé lo evidente: me alegro muchísimo de la victoria de Barack Obama. Y esta mañana temprano, al encender el televisor para ver su discurso en directo, el reelegido presidente de EEUU volvió a describirme, sin una sola palabra, el porqué. Con un traje que además de encajarle perfectamente le presta la libertad necesaria para moverse como ningún blanco podría hacer, una camisa impoluta y una corbata azul brillante que, con un nudo perfecto, le iluminaba la cara de felicidad. Y recalco lo del nudo porque Mitt Romney, derrotado, reconoció la victoria de su adversario con la corbata exageradamente torcida (nada propio en él).
Pero no sería justo, analizar el triunfo de Obama sin hablar de su esposa, Michelle (de hecho, el primer tweet del vencedor incluía una fotografía de la pareja abrazándose y añadía «Cautro años más»). La primera dama estadounidense más seguida después de Jackie Kennedy ha escogido para esta noche un vestido de brillos granates del diseñador Michael Kors que ya le habíamos visto en numerosas ocasiones. Sobre él, una torera de punto negra y manga tres cuartos que podría ser perfectamente la misma que lució hace cuatro años cuando su marido logró la presidencia. En 2008, recordaréis, Michelle Obama se la puso encima de un vestido fuego de Narciso Rodríguez y fue muy criticada por ello. Sin embargo, a ella le debió traer suerte y además, fue la primera prenda que defendió el estilo Michelle Obama: «Para mí lo más importante es vestir con la ropa que más me gusta… No voy a fingir que no me importe lo que digan. Pero también tengo que ser práctica. Habrá quien piense que el jersey era horrible, pero yo ¡tenía frío!». Enhorabuena.
Ganó Michelle.