Solo bajar del coche y ya se apreció el fallo; un pliegue vertical desde el cuello hasta el final de la camisa que no correspondía al de los botones. Pese a que se podría antojar a un mal gesto con la americana, la permanencia del detalle durante toda la reunión con el presidente francés apunta más a un mal planchado. De todos modos, el primer ministro griego tampoco se encontró al mejor look de Hollande: ese cuello de camisa y el nudo de la corbata altamente mejorables.