Me entusiasman estos encuentros. Es como cuando vas a una boda y te fijas en la buena voluntad que han invertido los invitados en vestirse, según su opinión, «elegantemente». Toxo y Méndez no iban a casarse (aunque poco les falta) pero sí a ver al rey y eso impone mucho. Por lo tanto, a diferencia de cuando se reúnen con la patronal, hoy no criticaré que se hayan atado la corbata, cambiado la camisa y colocado la americana como buenamente han podido. Qué se la va hacer… Es difícil no sentirse intimidado en Palacio. De hecho, hasta el rey ha modificado su vestimenta: el corazón con el trabajador (camisa azul) pero el pescuezo siempre será de monarca (en blanco).