La instantánea podría pasar a ser una de las más impactantes de lo que llevamos de año y también, la mejor imagen para resumir la encrucijada en la que nos encontramos: la máxima líder europea con unos guantes amarillos de fregar retretes (los rosas para los platos) enfundados y con los dedos colocados de forma curiosa a no ser que uno se disponga a practicar un tacto rectal. Pero tranquilos, la canciller alemana que participaba en una reunión con los países bálticos, solo trataba de entretenerse dando de comer a los pingüinos.