Y el séptimo día descansó… A imagen y semejanza, la canciller alemana se ha tomado ocho días de vacaciones en la isla italiana de Ischia. Pese al relax que concede el poder desconectar, parece que la «jefa» de Europa aún no ha abandonado su uniforme de chica dura y continúa vistiendo el pantalón negro y la chaqueta de tres botones. Eso sí, a la pieza de arriba le ha concedido algo de luz (del morado morgue ha pasado al beige). El marido es lo más (el de la gorrita y la mochila)…