Desde que empezara la crisis financiera, el accesorio que más miradas concentra es la bolsa. Si hace unos meses el Longchamp naranja de Angela Merkel ocupó la portada de los diarios de todo el mundo y la pasada semana, a nivel nacional, ocurría lo mismo con el Bally de Soraya Sáenz de Santamaría; ayer en Davos, la directora del FMI, después de meses de discursos sin éxito alguno, se sirvió de esta poderosa herramienta para dejar clara su pretensión: «Estoy aquí con mi pequeño bolso -y lo mostró- para intentar recaudar algo de dinero». El modelo, un Lockit de Louis Vuitton (4.000 euros aprox.)