Si sus señorías tenían problemas cada mañana para escoger el uniforme político que vestirían en su sesión en el Congreso, el presidente de la Cámara Baja, José Bono, se ha propuesto que la ropa indecorosa no desfile por los pasillos. Pero ahora los porteros tienen un problema, definir qué se entiende por “estilismos indecorosos”. Imitando a sus colegas en las discotecas, nada de zapatillas deportivas ni calcetines blancos.
Cada vez que el calor aprieta, la indumentaria de los políticos en el Congreso de los Diputados acaba teniendo un espacio entre las páginas de la prensa. Hace un año, el ministro de industria, turismo y comercio, Miguel Ángel Sebastián, fue reprimido por el presidente del Congreso, José Bono, por no llevar corbata. Sebastián justificó entonces la customización de su uniforme político debido al agobio que supone ajustarse la corbata con 30º de temperatura. Incluso, el ministro animó a todos los empresarios españoles a que en verano permitieran a sus empleados unas políticas indumentarias más relajadas y así no tener que abusar tanto del aire acondicionado y a su vez, de la energía. Bono, en sus trece, no quedo muy convencido con las razones que le ofreció su colega de partido y optó por obsequiarle con una corbata.
Hoy, según informa El Mundo, conocemos que el Congreso ha dado órdenes a los ujieres de la Cámara Baja de no dejar entrar a nadie con «vestimenta indecorosa», sea quien sea. La orden se ha hecho llegar, de forma verbal (es decir, no escrita para que no se filtre a los medios), a través del portero Mayor del Congreso, lo que lógicamente implica una decisión previa del secretario general que, previsiblemente, debe conocer el presidente de las Cortes, José Bono.
El problema es que varios trabajadores de la Cámara Baja han comentado que su duda está en qué se entiende por «vestimenta indecorosa» y, más allá de la broma, han manifestado su malestar por obligarles a tener que enfrentarse con la forma de vestir de periodistas, familiares de miembros de la Cámara o, incluso, hasta diputados o diputadas. Y es que, ¿qué se entiende por indumentaria indecorosa?
Si echamos mano del diccionario de la RAE, la definición “que carece de decoro, o lo ofende”, no aporta demasiado. Se trata de un adjetivo, como tantos otros, totalmente subjetivo. Porque quizá a Bono le moleste que los diputados se olviden la corbata en casa, pero, a otro, quizá, le preocupa el escote de las diputadas o las bermudas y las chanclas con la que últimamente visten los periodistas. El estilo casual o informal es cada vez más usual, incluso, para los menores de 30 años, es lo ideal y correcto (el vestir de traje es interpretado con desconfianza para el público más joven). Por todo ello, la cruzada que pretende emprender Bono es como mínimo delicada. En todo caso, me presto a redactar, junto a otros colegas, el libro de estilo del uniforme político (y ya que estamos, dictaminar el estilismo de mis colegas periodistas cada vez más descuidado, que no casual).