Si hace apenas dos semanas encontramos a Tomás Gómez ataviado con la pana y el suéter de cuello alto que vistió al socialismo español de la transición, ayer Felipe González (el que creó tal tendencia indumentaria) recurrió también al terciopelo de los pobres para pedir el voto para José Montilla.
El ex presidente del gobierno español Felipe González acudió ayer a Catalunya para echarle una mano a su colega José Montilla. Según González, estas elecciones son “las más decisivas que se han celebrado en España desde la transición.” Incluso más que las que le permitieron a él, hace 28 años, llegar al poder, aseguró. Por eso, debió considerar que al desempolvar una americana y un pantalón de pana (tejido que el socialista popularizó en los años 70) ayudaría a situar al electorado en tal contexto. Lo cierto es que su discurso e imagen (conserva aún su atractivo) cautivaron a un público huérfano hace años de buenos oradores. Porque aunque Montilla -ante el cara a cara que le espera esta noche con Mas- intente autoconvencerse de que el arte de actuar no es importante para gobernar -«Yo no me examino en un concurso de oratoria; me presento para ser vuestro presidente», aseguró ayer-, los grandes líderes políticos no lo hubieran sido sin dominar la técnica interpretativa.