Siempre hubo parsimonia en su discurso, pero desde que le dio por defender el tono moderado que ha-bla-por-sí-la-bas. Y claro, el mensaje se hace largo, espeso, pesado, cansino, eterno y cuando lo completa, ya caducó. Se dirige al oyente como si este tuviera alguna dificultad de comprensión y él se esforzara en aclarar que el hecho de haber abandonado todos aquellos credos que un día dijo defender no representa en su caso incongruencia alguna, sólo refinamiento y madurez intelectual. Con tal altivez (la de siempre, sólo que al principio tenía su gracia), lo mismo defiende que comprarse la ropa en Inditex no está reñido con criticar a Amancio Ortega o que hacerse fotos con simpatizantes de Vox o invitar a su programa a García Albiol no evita seguir luchando contra el facherío patrio. SEGUIR LEYENDO