Dudo que alguien se sorprendiera de que el PP se largara nada más empezar el pleno del sábado; al igual que dudo que alguien se asombrara cuando C’s no se levantó a aplaudir a los familiares de los presos. Y a la que aquí escribe, sintiéndolo mucho, tampoco le impactó lo más mínimo que no lo hiciera el PSC. Porque aunque minutos antes el líder de los socialistas catalanes había insistido en verbalizar su afecto y empatía hacia los sentimientos a flor de piel que experimentaba medio parlamento (y media Catalunya), sólo eran eso: palabras. A nadie se le escapa que en el caso de las emociones positivas dirigidas hacia otro u otros no es nada meritorio declararlas sino demostrarlas. SEGUIR LEYENDO