La semana pasada un outfit en amarillo de Melania Trump se convirtió en el estilismo más alabado por las revistas de moda especializadas de todo el mundo. El amarillo es tendencia, para desgracia de los unionistas y dicha de los independentistas. O no. Porque vestir de amarillo, ir a la moda, se antoja últimamente en este país únicamente como una significación política (ni siquiera social, y eso que para pedir la libertad de los presos que no han cometido delito de sangre alguno no hay que ser obligatoriamente separatista, sólo tener unos niveles mínimos de humanidad). SEGUIR LEYENDO