«Los radicales, extremistas, etarras, agitadores, violentos, perroflautas y la reencarnación de Satán» presentan a este hombre -sosegado, dialogante, formado, buen orador, educado y perfectamente aseado- como candidato a presidir la Generalitat de Catalunya y dejan nuevamente en evidencia a la derecha y la izquierda más casposa de este país. Ames u odies a la CUP, sería honesto reconocer que actualmente no hay aspirante mejor (vestido).
Consciente Carles Riera es terapeuta Gestalt. ¿Qué quiere decir eso? Según los trogloditas de twitter, la Gestalt es una secta o una pseudociencia. Según la psicología (ciencia), la terapia Gestalt consiste en tomar conciencia de lo que pensamos, sentimos y hacemos.
Seco Como buen psicoterapeuta, emocionalmente reservado: «Dime tú cómo te sientes y yo sabré cómo enfrentarme a esa actitud sin perder mi equilibrio existencial». Lo describen como un hombre «tranquilo». Más que tranquilo, se antoja algo seco de carácter (si lo comparas con alguien tan adorablemente sensible como David Fernàndez o alguien tan adorablemente payaso como Antonio Baños). Le cuesta sonreír y entusiasmarse con lo que expone, así que también le cuesta enojarse en un debate (aunque mantener la calma siempre lo hace a uno ganador). Del mismo modo, ninguno de sus gestos es gratuito. Cuando habla, inclina su cuerpo hacia delante (= me dirijo a ti, préstame atención). Cuando escucha, vuelve a su posición normal y lleva su mano a la barbilla o frente (juicio y análisis). Y uno de sus gestos más repetidos es el de pedir calma con las manos (control sobre los demás).
Coherente Camachas, americanas de cheviot, camisas blancas de algodón, jeans, parkas, boinas, jerséis de lana gruesa, piercing (discreto, nada que ver con el pendiente de quinqui que luce Xavier Domènech) … Todas las piezas que viste este señor, incluyendo esas preciosa gafas, son de una coherencia absoluta con la ideoestética de izquierda. Y aunque hubiera lucido un terno (traje de tres piezas: pantalón, americana y chaleco) con corbata, como Antonio Baños, sería coherente (el traje burgués lo crearon los sans culottes en la Revolución Francesa). ¿Por qué? Porque casi toda la indumentaria que usamos hoy es de origen obrero o militar (incluso las piezas más icónicas de los nazis o de la guerra de Vietnam perdieron su antiguo significado cuando los jóvenes pacifistas las adoptaron como señal de protesta). La incoherencia ideoestética vendría si se enfundara un smoking, frac o chaqué (prendas de origen aristocrático y que históricamente la izquierda -la izquierda de verdad, no Pablos Iglesias y Felipes González- ha rechazado por considerarlas un símbolo oligárquico) o escogiera marcas que no fueran ecoéticas (no sostenibles e irrespetuosas con los trabajadores y la creatividad). La única vez que ha tenido un resbalón estético fue el último día que intervino en el Parlament con una sahariana de manga corta (prenda colonialista).
Sencillo Dada la gran pluralidad ideológica que conforma la CUP surge una gran pluralidad estética. El estilo de David Fernández nada tiene que ver con el de Baños o Riera. Aún así, los tres cabezas de lista que ha presentado la CUP tienen dos cosas en común: coherencia (explicado en el punto anterior) y estilo (carácter, personalidad definida) y, por lo tanto, pueden dar lecciones de estética (ética indumentaria) al 98% de los políticos de este país (incluyo a toda España). Otra cosa sería hablar de elegancia. David Fernàndez no es elegante y no viste bien. Tampoco, aunque lo intente, lo consigue Baños. Carles Riera viste bien (harmonía del conjunto resultante) y es elegante (que esa difícil sencillez parezca algo fácil) aunque vista casual.
Intelectual Aunque lleve jerséis de algodón negros de cuello alto, Carles Riera no es un bohemio. Su peinado (tupé delicadamente domado) y el pulido recorte de su barba (ha lucido sin, pero está mucho más interesante con ella) hablan de una persona de ideas fijas. Y así te lo imaginas: sentado en su vieja butaca, disfrutando de un café en su taza preferida y devorando millones de libros. Sin duda, esta bella y sofisticada estampa de la CUP sería lo peor que le podría pasar al 155.