Hasta cromáticamente llevamos ventaja. ¿Quién se imagina el rosa en el Congreso de los Diputados en una jornada tan tensa como la vivida el miércoles en el Parlament? Porque no me refiero a la tonalidad de la chaqueta de Carme Forcadell (más parecido al color corporativo de UPyD y que analizando la bilis que expulsa Rosa Díez en Twitter imagino que eligió por la sangrienta batalla de Magenta de 1859); hablo de la bella, acertada, provocadora y llamativa americana en rosa empolvado que vestía Joan Ridao…
Si la ANC dispusiera de una mínima sensibilidad estética o se dejara aconsejar por la CUP (bien, por la #cuquiCUP) habría reparado que el color de esta Diada, y de la desobediencia en general, no debía ser el que caracteriza al chaleco obligatorio de la DGT. Hace un año y medio, los «antiESTEsistema» ya detectaron, a la par que el New York Times y Apple, la tendencia del «millennial pink». En versión cupera, «Sense Por! Desobeïm per la independència». SEGUIR LEYENDO