En Bilbao se habla, se come y se viste (en general) bien. Esta es la percepción que me llevo después de dos días de inmersión en la ciudad vasca. Eso sí, le recomendaría muy seriamente a Alfonso Gil del PSE que se dejara caer por Política y Moda.
“El corte no es bueno” o “quizá, quedaría bien alguna pieza de rayón” son algunos de los comentarios que se pueden escuchar en un Zara cualquiera de Bilbao. Y es algo que me sorprende porque en el resto del país sólo adviertes comentarios del palo “no me mola nada, tía”, “¿no me hace aquí como unas marcas raras?” o “joder, por cinco euros…”. Incluso, las dependientas del imperio Inditex son atentas y no se cabrean por tener que hacer su trabajo (es decir, doblar la ropa). Total, un Expediente X.
Este conocimiento del vestir ha obligado a sus políticos vascos a cuidar también su imagen. Y es que, en general, no lo hacen del todo mal. Quizá podríamos decir que los dirigentes del País Vasco son muy duros en su aspecto, pero, oye, no lo tienen nada fácil. Eso sí, cuando los conoces, la cosa cambia. Nunca me he reído tanto con un político como estos días.
En una de las mesas redondas organizadas por la segunda edición de Telepolitika –Foro de Comunicación Política-, coincidieron Andoni Ortuzar (PNV), Alfonso Gil (PSE) e Iñaki Oyarzabal (PP). Los tres estuvieron de lo más simpáticos (incluso, entre ellos), aunque Ortuzar fue el alma de la fiesta. La verdad es que su estilismo triste (vestido de gris y con americana oscura) distaba mucho de lo que realmente es (un cachondo).
Por su parte, Gil lanzó el titular de la mañana: “No hay ningún pacto con nadie”. Sus compañeros de debate se alegraron de ello pero nadie creyó al socialista. Quizá en esa poca convicción que despertó tuviera que ver la indumentaria que escogió para el evento: un polo azul marino con dibujos de colores, unos chinos claros, y unos zapatos de vestir. Vaya, peor imposible. Si quería ir de informal, con unos tejanos y una camisa, más que correcto.
Además, el socialista jugaba con desventaja. Lo habían sentado junto a Oyarzabal. El popular vasco es un claro ejemplo de cómo la política y las tendencias actuales pueden conjugarse bien. Su estética anuncia que él no es como el resto de su partido y su mensaje lo confirma. Su pelo largo, su barba, sus pulseras de colores, ese traje entallado… ¡y esas gafas! Eso sí, la camisa en tonos azules claros, lo delata. Pero que te reconozcan ideológicamente, también es parte del secreto.
Tomo nota, pero te explicaré que además de S• de Organización, soy concejal del Ayto de Bilbao y el polo es de un comercio de mi ciudad muy exclusivo y reconocido aquí. Por lo demás acepto la critica y te prometo propósito de enmienda. Gracias por tu aportación.
Saludos desde Bilbao