“Nunca ninguna otra primera dama fue tan descarada”, aseguran algunos críticos sobre los shorts que Michelle Obama ha lucido durante sus vacaciones y que mostraban al mundo, con total naturalidad, los musculosos muslos de la primera dama americana. Pero vamos a ver, ¿alguna de las últimas primeras damas estadounidenses podía haberse permitido lucir pantorrillas? Para los no iniciados en el cuerpo humano femenino, debajo de los pantalones y las faldas, las mujeres (¡ta-ta-chán!) tienen piernas…
¿Éstas a favor de que la primera dama vista shorts?, preguntaban esta semana varios medios de comunicación a los ciudadanos americanos. Y es que la polémica llegó sin más. Que Michelle Obama, durante su periodo vacacional, bajara las escaleras del Air Force One con unos cómodos shorts sonrojó, parece, a más de uno y de una. Y lo peor, se ve, no es que la pobre mujer se haya enfundado unos shorts sino que sus muslos son demasiado prominentes y musculosos para tal indecencia (bueno, ya saben, a las flacas se les indulta mucho más). Por ello, aunque la primera dama estuviera de vacaciones y no en ningún acto oficial, a algunos sectores les resulta inapropiado que la mujer del presidente vista de esa guisa dentro del avión presidencial.
Lo más curioso es el inicio de teorizaciones sobre el contexto mediático que acompaña a las nuevas primeras damas (básicamente, Carla Bruni y Michelle Obama). Estas ideas apuntan al hecho de que para ser un buen político es fundamental ir acompañado de una “tía buena”. Lógicamente, todo ayuda. Aunque, más bien, tanto Nicolas Sarkozy como Barack Obama, tienen a su lado a mujeres, seguramente, mucho más inteligentes que ellos. Y eso, al final, pesa mucho más que el pecho, el ala o el muslo.