¿Contra las “belinas”?

Michela Brambilla, la ministra de turismo de Berlusconi en un descuido

Prohibido usar chancletas, prohibido llevar minifalda o vestidos de generoso escote. En el país de la sexualidad –según el best seller Come, reza, ama-, Italia, cada ayuntamiento puede aprobar sus propias ordenanzas en todo aquello que concierna a la seguridad y el orden público. El resultado es que en una localidad del litoral napolitano, Castellmmare, se decide qué indumentarias femeninas son “decentes”.

En nombre de la «decencia», Castellmmare está decidida a que las féminas que se paseen por su territorio vistiendo «ropas sucintas, minifaldas o vestidos escotados» sean castigadas a pagar multas de hasta 500 euros.

Tampoco se podrá pasear sin camiseta. Y aunque la medida recuerde a la de la Ciudad Condal, nada que ver. En Italia es mucho más exigente: prohibido lucir pecho incluso en la playa.

También en el país de Berlusconi, en la famosa playa nudista del Lido de Dante, en Rávena, el alcalde ha prohibido tomar el sol en topless y en Capri y Positano, dos de las localidades más chic de Nápoles, hay que abstenerse de andar en chancletas por las calles del centro.