Espectacular y esperada pitada al himno de España en la final de la Copa del Rey. Felipe VI aguanta el tipo con la cabeza altiva (por encima de cualquier ofensa) pero la mirada pérdida (no escucha). Junto a él, el president de la Generalitat autocensura la sonrisa (protocolo) en sus labios pero no puede evitar reír con la mirada (satisfacción). Eso sí, las manos de Artur Mas evidencian la incomodidad del momento. Es lo que pasa cuando la cabeza ordena una cosa y el corazón siente otra muy distinta.