Genial esta fotografía de ayer tomada en el Salón del Automóvil de Barcelona. En un Seat Amarillo, Rajoy intenta hacerse con los mandos del coche mientras Artur Mas, junto a la puerta, lo observa atentamente. La cara de «¿cómo diablos funcionará esta máquina extraña?» del presidente español es bastante alarmante ya que se supone que este hombre es el que conduce el país. El president de la Generalitat, por su parte, contempla la escena con preocupación (se acaricia la barbilla con la mano) pero sonríe maliciosamente con los ojos: como cuando sabes que tu compañero no va a poder hacerlo pero, como se ha empecinado tanto y se ha puesto cabezota, le dejas que haga el ridículo de su vida. Así, para la próxima, aprende.