Después de una semana soportando comparaciones entre Alicia Sánchez Camacho y el pobre animalillo que la líder del PP sujeta como si fuera a degollarlo con sus propias manos (qué lástima, el miedo que debió pasar…); ayer aparecen estas instantáneas de David Cameron dándole el biberón, con toda la ternura del mundo, a una ovejita huérfana. Más allá de la escenografía (impecable en el caso del primer ministro británico), está el hecho de que el cariño hacia los animales resulte real. Si no es posible transmitir sinceridad, mejor abstenerse.