La educación intachable de Barack Obama y la incorrección de Silvio Berlusconi chocaron la pasada noche. La pasión italiana provocando a la diplomacia americana. ¿El motivo? Una mujer, Michelle.
Barack Obama, el rey de la comunicación verbal, no pudo resistirse y frunció el ceño. Todo tuvo lugar durante la recepción a la cena con los invitados del G-20. A un lado, la primera dama americana impresionante –el escote favorecía a Michelle- con un vestido de estampado felino en tonos pastel y drapeado frontal y, al otro, Silvio Berlusconi atraído por las curvas de cualquier mujer que se le ponga por delante. Y esta vez, Silvio vio a Michelle y a su vestido. Pero claro, Obama viendo las intenciones de coqueteo con las que el primer ministro pretendía a su esposa, dio un pase al frente. Y es que el presidente americano ya sabrá cómo se las gasta Berlusconi. Quizá, incluso, le advirtió Nicolas Sarkozy.
El presidente francés comprobó personalmente las confianzas que Berlusconi se toma con el tema de las mujeres. “Yo te di a tu mujer”, le recordó el italiano al presidente francés refiriéndose al origen de Carla Bruni. Junto a Barack, Michelle puede estar tranquila: las groserías no están permitidas.