Errejón, fuera del País de Nunca Jamás

Cada vez que veo a Íñigo Errejón -de mi misma generación, la del 83- me acuerdo de mi mejor amigo en la facultad. Era una de las personas más inteligentes que he conocido jamás, un coco, pero su imagen dejaba mucho que desear. Un pipiolo que intelectualmente era un adulto pero que físicamente, y pese a sus intentos de vestirse con camisas de señor y mocasines, seguía pareciendo un indefenso neñín. El sábado por la noche me quedé dormida con La Sexta Noche -que coopresenta otra chica que estudió conmigo, Andrea Ropero- y la intervención del responsable de la secretaría política de Podemos. Quizá por eso, soñé con Errejón… Nada erótico, solo lo sometía a un pequeño cambio de look. El resultado fue fantástico (seriedad, seguridad sin restar cercanía), así que a continuación anotaré lo que recuerdo.

Joven, que no infantil. En política se premia la experiencia, (mal)interpretada como seguridad y seriedad. Esto lleva a que ofrecer una apariencia demasiado juvenil esté bastante penado. Gracias a la CUP (lo siento, llegaron antes que vosotros), y ahora Podemos, cada vez esta percepción de la ineptitud del joven frente al viejo ha ido cambiando (por lo menos, estéticamente). Aún así, una cosa es ser joven y otra, un niño de primera comunión. A Errejón le sucede lo segundo y solucionar la cuestión abrochándose una camisa no evita el problema. Da la sensación de que se ha vestido con ropa de adulto, que va disfrazado. Que le ha pedido prestado el atuendo a su padre o tutor y que en cualquier momento pasarán a buscarlo, o le traerán el bocata de jamón envuelto en plata para la hora del recreo.

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Efecto (exagerado, claro) que provoca

Colores oscuros. Es rubito y de tez clara, para reforzar su imagen habrá que irse a colores oscuros o con cierta energía. Los negros y grises «envejecen» con facilidad pero dignidad (evitar el azul marino porque acabará dando la impresión de colegial). De vez en cuando, arriesgar con este azul eléctrico, por ejemplo. Nunca, nunca, nunca, nunca, nunca… manga corta o pantalón corto (supongo que no lo haría pero….)

negro

azul

Prendas potentes. Es muy delgado, necesita piezas que le otorguen consistencia. Aún así, al tratarse de una persona alta, mejor evitar tejidos excesivamente bastos porque causarán cierta desproporción física. Apostar por suéteres de cuello alto de algodón orgánico o de cashemira. Los cuellos de punto o lana o las bufandas también le convienen porque le ocultan ese cuellín y pecho de bebé. La barba para sumar seriedad a un joven es un recurso ideal pero en su caso, no disponemos de esa posibilidad. Por eso los fulares y los pañuelos pueden suplir en parte esa falta de vello facial.

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Gafas. La comparación con Millhouse, personaje de los Simpson, está clara: ya sea por el cabello pero también por las gafitas. Unas lentes más grandes y ovaladas, no tan rectangulares (ni tampoco redondas como las de su compañero Monedero), intensificarán su mirada. También ayudaría mucho que dejara de poner esos ojitos de alucine de niño pequeño cada vez que discute con alguien. 

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Cabello. Peinado excesivamente de niño bueno. Si se dejara el tupé algo más raro y lo peinara hacia atrás con volumen, ganaría centímetros y fuerza. Más que por un look nene pijo, yo apostaría por un look algo hipster.

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275 183 Patrycia Centeno
2 comentarios
  • Iñigo mide 1,90..ejem
    Estoy de acuerdo en que podría acercarse más a la moda para sacarse partido. Tiene un enorme potencial

  • Gracias. Se me coló el «no demasiado». Sí, tiene una muy buena base. Saludos!

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