Disculpadme pero hoy voy a romper la temática de este blog para presentaros a esta adorable perrita. La encontré ayer camino de Peralada (cerca de las Olivas), en el Alt Empordà. Estaba sucia, asustada, desorientada y hacía muy poco que acababa de parir. No llevaba collar y andaba sola en mitad de la carretera. Como en casa tengo a Naya (la perrita más guapa del mundo) y también fue abandonada (ella, en París), fui incapaz de irme de allí sin ayudar a otro ser tan lindo y tan especial. La convencimos para subir al coche con una galleta (lo único que llevábamos de comida en ese momento). Como la veterinaria de Naya estaba de vacaciones, tras darle de comer (estaba hambrienta, la pobre) y bañarla (se portó súper bien), nos fuimos a buscar a algún otro profesional que pudiera decirnos si llevaba chip. Lamentablemente, no llevaba. Además, el veterinario me confirmó que se trataba de una perra de cazador y que como no debía servir para el oficio, la tenían para criar. Al estar algo mayor, debían haberla hecho parir por última vez y le habían indicado dónde estaba la puerta. Pese a que mis sospechas coincidían con las del veterinario, traté de asegurarme de que aquella perra no estuviera perdida simplemente. Pero el veterinario me comentó que en las condiciones en las que se encontraba esa criatura, a esa perra no la querían.
Gracias a Dios (o bueno, en lo que creáis), el veterinario conocía a una chica, Angélica, que recogía a perritos y con la ayuda de asociaciones de la zona (Girona) trataba de encontrarles un nuevo hogar. Esperé a que viniera y después de conocerla, supe que dejaba a mi pequeñaja en buenas manos. Pese a ello, nadie me quitó el hartón de llorar a posteriori. Tenía una mirada que enamoraba, aunque solo hubieras pasado un par de horas con ella.
Solo espero que esta preciosidad encuentre a un humano que la quiera y la cuide como bien se merece. Por favor, no compréis perritos, hay millones (de todas las razas, tamaños y edades) esperando cariño. Y si por lo que sea no podéis cuidarlos, hay mil opciones antes de abandonarlos o dejarlos en una perrera para que lo sacrifiquen (ya sé que todas las perreras no son iguales, pero la de Figueres, por ejemplo, no es de fiar).
Bien hecho Patry!
Un poco de concienciación no nos va nada mal, que nos falta mucha.
Como voluntaria en un refugio de animales, por desgracia, casos como éste son el pan nuestro de cada día… sumados a familias que se cansan del pobre animal y nos lo dan porque: no tenemos tiempo para pasearlo, ladra, se hace pipí en casa, nos mudamos y en el nuevo piso no quieren animales y una larga lista de etcéteras y de excusas.
Si a esto también le sumamos las familias que quieren una raza específica de perro porque son bonitos, aunque el carácter del perro no se adapte a su entorno/ritmo familiar; y quieren cachorros (con lo cansado que es tenerlos y educarlos, y la paciencia cuando te lo muerden todo) porque son graciosos, pero cuando crecen ya no tanto…..
… pues el desastre está servido!