La soberanía de Catalunya, incluso la posibilidad de una consulta sobre la independencia, levanta pasiones. Y así se reflejó en el vestuario que escogieron los principales actores participantes en el debate celebrado ayer en el Congreso de los Diputados. Porque hubo un color, el rojo, con el que coincidieron Rajoy y Rubalcaba (corbata), Marta Rovira (fular) y Rosa Díez (abrigo). Sin embargo, hubo otras particularidades en la comunicación no verbal que cabría señalar.
Mariano Rajoy Al presidente del gobierno, como al partido que representa y a millones de españoles, la independencia de Catalunya se le antoja como una barbarie y una locura de cuatro nacionalistas. No obstante, es urgente que el líder de los populares controle las expresiones faciales inconscientes de su rostro. Arrugar la nariz -tal y como haría un adolescente para significar su asco- mientras un parlamentario catalán le pide que describa «su amor hacia Catalunya» o mirarse la roña de las uñas mientras se dirigen hacia su persona, no es propio del máximo representante del gobierno español.
Marta Rovira Todos los que la conocemos sabíamos que sus dificultades para expresarse en lengua castellana iba a ser un problema y motivo de burla por parte de muchos. La republicana catalana estaba especialmente nerviosa y, sin darse cuenta, acabó bebiendo del vaso de agua del parlamentario de CiU (rápidamente el bedel le cambió el vaso). Su atavío, traje de chaqueta azul oscuro con una camisa blanca con un volantito en el escote, fue el mismo durante toda la jornada de ayer. Solo sustituyó su fular de lunares bicolor por un pañuelo rojo.
Rosa Díez Especialmente dura se mostró ayer la líder de UPyD con las ansias soberanistas catalanas. Parece que el rojo del abrigo de verano y de sus tacones acharolados ayudaron a hervirle la sangre más de lo acostumbrado.
Joan Herrera Aunque ya es habitual en él, ese aspecto de son las seis de la mañana y acabo de llegar de la fiesta de un colega que se casaba, no es la más conveniente si deseas que tus palabras obtengan credibilidad. La camisa arrugada y mal colocada dentro del pantalón y el cuello sobresaliendo por encima de la americana…
Caramelos y chicles Ayer fue una tarda bastante larga, pero eso no da cabida a que los diputados se permitan mascar chicle y comer caramelos. Cuando hay una cámara delante, prohibidísimo. A Rajoy lo cazamos, como a un niño pequeño, metiéndose un caramelo de S3 en la boca, Soraya Rodríguez (junto a Rubalcaba, plano seguro) mascando chicle y a Joan Josep Nuet, de EUiA, triturando cinco paquetes (por Dios, ¿qué se metió en la boca para tener que hacer semejantes movimientos?)
Bandera Tras el debate, Mas ofreció su opinión desde el palacio de la Generalitat. La comparecencia, si uno la compara con las de Rajoy, estuvo correcta. Ahora bien, el presidente de la Generalitat tiene suficientes tablas para poder prescindir del endeble papelillo del que no leyó absolutamente nada. El papel solo sirvió para evidenciar la rabia contenida de Artur Mas (no paró de doblarlo y redoblarlo con fuerza). Por otra parte, y esto siempre, la bandera habría que plancharla una vez puesta. Existen unas planchas de pie (60 euros en unos grandes almacenes) que evitarían esas antiestéticas arruguillas en la senyera.