No he ocultado jamás la admiración que siento por el presidente uruguayo. De hecho, hace un par de días os confesaba lo que disfruté escribiendo el perfil sobre José Mujica para Espejo de Marx, ¿la izquierda no puede vestir bien? Lo considero un político coherente, de esos en peligro de extinción, y su indumentaria humilde y campechana lo refleja. Ahora bien, lo de hoy, muy a mi pesar, no puedo justificarlo aún sabiendo que Uruguay está atravesando una ola de calor con la que han alcanzado los 39º. Y no porque el mandatario haya escogido unas sandalias para el juramento del nuevo ministro de economía, ni tampoco porque se haya arremangado los pantalones azul marino para que le entrara un poquito de fresquito… Pero es que uno, por muy anarco que sea, no puede calzarse un zapato abierto con esas pezuñas!!! Dios, mío, hay que cortarse las uñas de vez en cuando… ¡arghhh!