“Cuánto ganaría la Cámara si usted que es tan aficionada a disfrazarse, de vez en cuando, un día, aunque sólo fuera un día, se vistiera de vicepresidenta del gobierno y cumpliera con su obligación”, le recriminó Eduardo Zaplana a Maria Teresa Fernández de la Vega en alusión a un viaje oficial que la vicepresidenta realizó a África en marzo de 2006. El popular se refería a la indumentaria tradicional africana con la que De la Vega se vistió durante su visita. Ante las palabras del popular, las diputadas del PSOE e IU abandonaron el Congreso por considerar que esas palabras mostraban una “misoginia intolerable”.
Cuatro años después, Miguel Ángel Moratinos aparecía de esta guisa en los medios de comunicación. El ministro de Exteriores, acudió el pasado lunes a visitar a las tropas españolas en Afganistán y pudo reunirse con algunos líderes políticos del país. En uno de estos encuentros, el gobernador de una de las localidades agasajó a su invitado con un longui (turbante de gala) y un chapón (manto marrón de mando). Como es de bien nacido ser agradecido, el socialista accedió a vestir las prendas típicas del lugar y fue el objetivo más jugoso de los fotógrafos durante la jornada. Aunque también criticado por cierta prensa, no se trata ni del primer ni del último político nacional ni internacional que intenta con su ropaje ofrecer un guiño cómplice a los lugareños del país que visita.