Ayer, mientras la plebe se agolpaba en los bares para ver el Barça-Madrid que se jugaba en el campo de Les Corts, la alta alcurnia políticoempresarial (sí, todo junto) española celebraba en Montjuïc el acuerdo matrimonial entre uno de los hijos del imperio Planeta y una sobrina del imperio Repsol. Y, por allí, para que lo sepáis, pasó lo mejorcito de cada casa, incluyendo a Urdangarín y la infanta Elena.
jajajjajajaa…Una vez recuperados de la carcajada inevitable, constatamos que Rajoy no viste mal para ser presidente del Gobierno, no, Rajoy viste mal y punto. Le invitan a una boda y no pierde ni un segundo en variar un ápice su deprimente atavío -incluso no olvida la corbata convenientemente torcida hacia su derecha (por fin, algo coherente)-. De hecho, ese mismo look lo ha llevado repetidamente al Congreso. Vamos, que él no aprecia diferencia entre ir a celebrar el júbilo del amor o discutir los presupuestos con la oposición. A su lado, la ministra de fomento. No tengo palabras para describir tan tremendo modelito a lo Caperucita Roja. Insistiré hasta que me haga caso: Ana Pastor no debe salirse jamás del traje pantalón estructurado, sobrio y austero.
Pese a mi tremendo gripazo, no sabéis lo que me estoy riendo con este post. Esta es una instantánea Mad Men casposa. Ojo a S3, muy lista ella, que posa dos peldaños por encima del presidente y la ministra (pese a ello, no evita ser la más bajita). No podemos apreciar muy bien el estilismo de la vicepresidenta pero sí sus guantes de ante largos reservados par las grandes ocasiones (aniversario Constitución, desfile militar o bodas).
Aquí, la parejita del evento (con permiso de los novios). La infanta Cristina y su marido Iñaki Urdangarín volaron desde Ginebra a la Ciudad Condal para asistir a la boda. Él sigue demacrado, ella se adelantó a Halloween. Eso sí, de lo más enamorado: para lo bueno y para lo malo.
Otro «susto o muerte» provoca observar la tensión facial que se le ha quedado a Mª Teresa Fernández de la Vega tras tantas «horas de sueño» (como ella se refiere a su evidente transformación). Aunque no he encontrado ninguna imagen en la que pueda ver mejor su indumentaria, a priori, no me disgusta. El «arrugao» de la derecha es el ex president Montilla.
Josep Piqué acompañado por su esposa, la directora de informativos de A3 (y, en mi opinión, la peor entrevistadora de la historia). Este hombre toda la vida igual: gris.
Javier Arenas, otro caso que demuestra que los líderes del PP no visten mal aposta, son así.
No he encontrado pruebas gráficas de muchos otros asistentes como Artur Mas y su esposa (y eso que el modelito de la Rakosnik seguro que no tenía desperdicio). Aquí, el ex presidente Jordi Pujol y Marta Ferrusola (aunque no la soporto, no va mal, ¿no?).