La reunión del presidente del gobierno con los agentes sociales parece haber ido bien según todas las partes implicadas. Y no me extraña porque todos han puesto de su parte, por lo menos estéticamente hablando. La ministra de trabajo, Fátima Báñez, ha acudido al encuentro de rojo; también el presidente de la patronal, Joan Rossell, ha apostado por el tono escarlata en su corbata; y los líderes sindicales de UGT y CCOO, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, aunque en los últimos dos años tratan de evidenciar su lado más progre deshaciéndose del nudo, han acatado una vez más el traje burgués.