El encuentro entre los presidentes estadounidense y mejicano vino a demostrar la belleza de la perfección natural de uno y la obsesión por la perfección forzada de otro. Y no es cuestión de altura, sólo de que Peña Nieto se relaje por lo menos durante un minuto de su vida.
Bueno Patrycia, tienes que ser más condescendiente con mi Presidente,…hace un esfuerzo, y poco a poco se va liberando….relajando podríamos decir..